sábado, 19 de enero de 2008

Los hombres... nos prefieren brutas? - parte III



La confesión a base de ésta lectura es de cierta forma mi opinión, ahora de cierta forma reconstruida a base de ciertas cosas de este libro y de lo que siempre he pensado y lo que he dejado de pensar. Empezando por las cosas en las que concuerdo: las mujeres con nuestro feminismo mal aplicado, de cierta forma hemos (lamentablemente debo incluirme) matado a ese hombre o chico detallista. “Modernas o no, extrañamos al hombre detallista y, por supuesto, sus detalles. Ahora los hombres, tal vez por nuestra propia actitud de mujeres aguerridas, desconfiadas, independientes, ya no quieren sentir que estamos burlándonos de ellos. Ya no nos quieren contemplar porque se sienten escaneados, analizados, juzgados permanentemente por nosotras (...) Las mujeres, mientras sigamos pensando que cualquier cosa que nos den o quiera hacer por nosotras, podríamos hacerlo mejor y mucho más rápido que ellos, estaremos inevitablemente condenándonos a no volver a recibir nunca ninguna manifestación de cariño. Nos acostumbramos a caminar más rápido que ellos, a manejar nuestro propio carro, que pagamos nosotras mismas a crédito, a decir no porque , a llamarlos por nuestra propia cuenta, a invitarlos a salir si es que tenemos ganas de verlos”... Por qué será que las mujeres somos ahora tan desconfiadas? Sí será que el enfrentarse a todo ese mundo por nosotras mismas nos hace eso? Entonces, cuál sería la solución más apropiada?

También concuerdo con que “somos arquitectas de nuestra propia desgracia”: “por más que nos decepcionemos de un hombre, siempre terminamos saliendo con uno que tiene el mismo patrón, el mismo que nos hace daño por las mismas razones que el anterior. Triste, además que, por pura y física cobardía no nos atrevamos a salir con alguien que valga la pena por toda esa inseguridad que frecuentemente nos ataca. Es decir, es nuestra culpa si escogemos mal con quien compartir nuestras vidas y, peor aún, si insistimos en quedarnos ahí y seguir caminando por el mismo camino rocoso a pesar de habernos convencido de que lo que escogemos no nos hace felices; si seguimos insistiendo en caminar por el mismo oscuro túnel y sin salida”, o bueno, ese es el único ejemplo que yo podría aplicar, ya que los otros están fuera de mi alcance.

Y en lo que estoy en contra, es, indiscutiblemente, el hecho de querer que las mujeres no podamos valernos por nosotras mismas. Está bien querer llevar una vida cómoda, pero creo que el ser asalariadas no debería ser nuestra ruina en las relaciones afectivas, si no todo lo contrario! Por qué no tratar de llegar a un acuerdo diplomático en una guerra tan eterna?Por qué simplemente no tratar de adecuarse cada uno a las necesidades del otro y lograr así que sea complementario? Creo que es cómodo para cualquiera vivir acomodadamente, pero vivir cómodos a costa del otro me parece demasiado aprovechado... No lo sé. Uds. decidan.




Esto es para todas las que lo necesiten. Recuerden que siempre hay una mujer que ha pasado por algo similar, sólo es cosa de preguntar. Todas tenemos algo bueno, así que aprovéchense al máximo

Los hombres... nos prefieren brutas? - parte II


Este libro es casi como un libro de historia... NUESTRA historia (refiriéndome a nosotras, mujeres, claro), en el que, ya haciendo un resumen, habla sobre todas nuestras desgracias, mujer soltera, con enamorado, novio, compromiso, esposo e incluso hasta con hijos! Narra desde cómo Eva era una mujer decidida, ya que ella sabia lo que quería, aunque cometiera el error de (parafraseando y resumiendo) “endeudar hasta el cuello a Adán, ya que la vida de Eva se resumía en comer y dormir, ya que no tenía cuentas que pagar, ni cocinar, ni coser, ni zurcir, ni llevar a los chicos al colegio... ella vivía en el Paraíso... su playa privada, y Adán era algo así como su esclavo.” Para ella (Isabella, la autora), Eva es un ídolo de mujer, que fue creada para disfrutar de todo lo que se le daba (o por lo menos eso aparenta, ya que todo va dirigido al mensaje final, así que no puedo asegurar sea su forma de pensar). Y es así como el castigo de Eva “fue, a causa de ser enviado a un sitio menos exótico, pero no directo al infierno, en el que a veces se convierten las caóticas ciudades, como la nuestra y muchas otras capitales y ciudades en las que nosotros vivimos.” Y es aquí donde empieza a verse (a mi punto de vista, tratando de darle cierto mérito a Dios) lo que él quería para Eva: (citando) “Dios los castigó mandándolos a un sitio menos arbolado, con un clima diferente, con estaciones extremosas para obligar a Eva a aprender a coser y así embarcarse en alguna actividad que sí sea útil como ser modista.” También fuimos castigadas con tener que cargar con “el resentido de Adán, el que nunca le perdonó que por su culpa los hayan sacado del resort cinco estrellas en el que habitaban.” Esto y muchas cosas más sobre la primera mujer, que, según dice la autora, debió usar sus buenos recursos de persuasión, con los que también nació la primera mujer.
Ahora sí, resumiendo, se menciona cómo es que la mujer es criada para ser ama de casa, labor no remunerada con dinero exactamente, pero que en teoría, fue en una época para lo que estuvimos hechas.

Luego, comenta sobre la relación con el sexo opuesto: desde cada uno de los especimenes con los que las mujeres de hoy nos cruzaremos en algún momento de nuestra vida (y no es por tratar de dejarnos como monotemáticas o algo por el estilo, pero es un tema TAN conversado, que la verdad, muchas de nosotras también sabemos como reconocerlos incluso teniendo 15 años), hasta cosas de pareja, como primeras citas, convivencia (y lo que normalmente conlleva), matrimonio, divorcio, “el mercado del usado” y frustraciones amorosas, para luego vender la idea de este libro: “el machismo por conveniencia”, que es lo que paso a comentar con tanto ahínco – y yo no por convicción propia, si no que lo haré- como la autora lo hace.Y, si antes se nos criaba para ser amas de casa para (valga la redundancia) hacer las cosas del hogar, pero recibiéndolo todo de parte de ellos, pagándolo todo ellos, haciendo todo lo tedioso fuera del hogar ellos, por que las falsas feministas quieren igualarnos con los hombres? Está bien tener derecho a la democracia y al voto, pero eso de estar toda la mañana del domingo de elecciones paradotas haciendo cola o atracadas en el tráfico? (Virginia, si algún día lees esto, puedes dar fe de que no es mi opinión). Por qué tratar de igualarnos en tener un trabajo propio y ganar plata, si después terminamos ganando más que ellos y eso trae problemas en el matrimonio? De qué sirve trabajar tanto y después no recibimos ninguna recompensa en casa, sino por el contrario debemos llegar a casa a cocinar, lavar planchar, ayudar a los chicos en las tareas, darles de comer, y llevarlos a la cama? Para qué igualarnos con ellos, si ellos podrían ir al banco a hacer colas por nosotras? Decirles que sabemos cocinar, para que después nos tengan de empleada del hogar; y muchas más cosas por el estilo. Es por ello que ella hace un listado de las actividades en las que, haciéndonos las (diciéndolo sin rodeos) BRUTAS, lograremos llevar una vida llena de comodidad, y supuestamente sin culpas: salir a comer, que nos defiendan con y de sus mamás, cómo no divorciarse y no morir del aburrimiento. Cuáles son los tipos de hombre de los que hay que huir, experiencias para divorciadas y muchas cosas, que como dije al comienzo, son útiles para las mujeres de la susodicha edad. Al final, simplemente recomienda bien cómo vivir con esta forma feminista moderna de pensar y no vivir con una feminismo falso que solo logra destruir nuestras relaciones.

Los hombres... nos prefieren brutas? - parte I


Este post estará dividido en tres partes, dependiendo del contenido, ya que en su tamaño original era en exceso largo. Espero lo disfruten.

La verdad es que andaba un domingo en el Wong más cercano a mi hogar: tenia plata en el bolsillo (una cantidad, que para mi uso común era excesiva... que pena haberla gastado) que seria destinado a la compra compulsiva de regalos de la alteradísima época comercial de fin de año en la q me encontraba (se que no debería ser así, pero, por lo menos a mí, si me gusta sorprender a la gente con regalos).

Bueno, el asunto fue que estuve dando vueltas por la parte de libros, ya que (como ahora) estaba buscando con desesperación “Charlie y la fábrica de chocolates” (Todo lo que puede hacer el ver a Johnny Depp... una vez más... ahora HASTA LEO). Daba vueltas mirando y buscando, y así como quien no quiere la cosa, leí el título de una carátula amarilla patito bastante... llamativo, por decirlo de alguna forma. El título decía: “Los caballeros las prefieren brutas”. Creo, y sólo creo, que para muchas mujeres el título llama la atención, no necesariamente por creer que pueda ser cierto, aunque probablemente lo es, sino porque... no sé, con mujeres jóvenes no es muy aplicable, aunque podría crear mujeres muy decididas y audaces, pero si son mujeres (y digo mujeres refiriéndome a mujeres hechas y derechas de por lo menos 30 y no una casi ciudadana como yo) las interesadas –a esa edad, a partir de los 30- siendo soltera, el libro termina siendo terriblemente útil y cierto.
¿Por qué escribo sobre este libro? Pues, la verdad, no puedo negar, que aunque fue un poco tedioso, hubieron varios momentos en los que me mantuvo prendada a sus páginas... verdades impactantes para tan corta experiencia: casi la descripción del personaje de la mala caleta de una buena (y digo buena no porque sea buena, si no una verdadera y clásica) novela mexicana.

Sinceramente no sé cómo empezar, sobretodo porque mucha de la información vertida en el libro me es del todo ajena, pero, de hecho, pude encontrar ciertas cuestiones aplicables a la vida de una mujer joven... y la verdad es que también fue como un remedio para una falsa ideología que aún me cuesta negar (ya lo tocaré más adelante).
Si bien el libro es escrito por una feminista total y madre de familia, toca muchas cosas ciertas. Fácil este post puede terminar siendo algo parecido a una confesión femenina q los hombres encontraran sumamente útiles e instructivos, pero lo que ellos no saben es que (y concuerdo con esta mujer) nosotras somos más inteligentes. Empecemos parafraseando la frase (valga la redundancia) que probablemente, pudiera ser casi un título alterno, lo que de cierta forma define el por qué es que este libro tiene un sentido: “mujeres contra hombres: la guerra de los sexos”.